lunes, 16 de diciembre de 2013

Síndrome de mimosa.

Hay días en los que se necesita un abrazo. Días en los que, aunque haya gente a tu alrededor, te sientes solo. Hoy es uno de esos días en los que sólo necesitas una caricia, un beso, un abrazo, cualquier muestra de cariño físico puede servir para hacerte sentir mejor. Creo que hoy sólo necesito un poquitito de cariño.
Tengo síndrome de mimosa.

lunes, 2 de diciembre de 2013

En honor a dos grandes.

Hoy es una de esas típicas noches de domingo, una de esas noches de reflexión y recuerdos. Y he recordado que antes tuve algo que ya no está, algo por lo que realmente merece la pena estar triste. He recordado un maravilloso, simpático y buen abuelo. He recordado al mejor padre del mundo, a un padre sabio, cariñoso, simpático, bueno, agradable. Es bueno recordar, aunque te haga llorar. Lo normal es llorar y estar triste cuando recuerdas las cosas estupendas que tuviste en tu vida, que de repente ya no están. Tanto mi padre como mi abuelo eran felicidad pura, estar con ellos era motivo de sonrisa siempre. Estoy triste porque los echo de menos y echo de menos los momentos felices que viví a su lado. ¿Es malo estar triste por esto? Por supuesto que no. Estar triste por la pérdida o falta de personas tan importantes no es malo, sino que es señal de que fui feliz con ellos, de que fueron increíbles y de que me gustaría seguir teniéndolos en mi vida. Ellos aún siguen en mi memoria, y sobretodo siguen en mi corazón. Pero no siguen por un tiempo, estarán aquí siempre. Mi abuelo, mi segundo padre, con sus frases típicas como "pues ya no vas", sus juegos de la playa, sus castillos de arena, su sonrisa, sus canciones... Ese maravilloso hombre que se dejaba hacer de todo por sus nietas para que ellas se lo pasaran bien, que las hacía reír, que las llevaba de vacaciones, que las mimaba y amaba. Abuelo, yo también te amo. Mi abuelo que se aferró a la vida con todos sus medios para poder compartir con nosotros un poco de tiempo más. Ojalá pudieses leer que te quiero mucho, abu, y que me gustaba que me llamaran "Bititiña" en tu honor, que me gustaba aquel juego al que jugábamos en el que Iosune era la profesora y tú y yo éramos los alumnos, tú eras el malo de la clase y, cuando se daba la vuelta, escribías en la pizarra "cabrita". Todo eso lo llevo en el corazón, muy bien guardado para nunca perderlo, de vez en cuando saco esos recuerdos para contemplar el amor y calor que llevan consigo, y es tanta la intesidad que por mucho que lo intento no logro describir realmente lo que siento. Te quiero. Mi padre, otra de las mejores cosas que he tenido en la vida. Era un hombre agradable, bueno, inteligente, sabio, deportista, educado... ¿Cómo describo yo a mi propio padre? Si para mí es lo mejor de lo mejor. Sé que ya lo he dicho cientos de veces, pero no me importa repetir una verdad si es tan cierta y tan bonita: estoy orgullosa de ser su hija, estoy orgullosa de mi padre. Me encanta parecerme a él. Para mí, mi padre era todo virtudes, no me enseñó todo lo que sabía pero estoy realmente segura de que él quería. Yo con mi padre congeniaba de manera perfecta, nos hacían gracia las mismas cosas, nos gustaban los mismos juegos... Admiraba tanto a mi padre que sólo quería que él estuviese orgulloso de mí, quería que me mirase y se sintiera orgulloso, al igual que yo me siento orgullosa de él. No me paso los días pensando en la forma en la que mi padre se fue, sino en la forma en la que estuvo. Sólo me salen buenas palabras cuando pienso en él, y todas las que escribo no sale de mi mente en estos momentos, sino de mi corazón. Es allí donde realmente guardo las cosas amadas, las cosas importantes. Y, cuando escribo estas palabras, pienso que igual se quedan cortas. Papá, realmente estoy orgullosa de ti y de todas las cosas que hiciste, en ti destacaba la bondad para la gente que te conocía, pero para mí eso no es lo mejor que tenías, todo era bueno en ti. Todas tus palabras. Tengo una conversación grabada en mi mente en la que Iosune te preguntaba si en el caso de que ella muriese, tú llorarías, y tú le dijiste algo así como "no sé si lloraría, pero te aseguro que lo pasaría peor que otras personas que sí llorarían". A esto te tengo que decir que soy una floja, papá, yo sí lloro, pero ya sabes cómo soy... Papá, recuerdo sobretodo el último verano, a veces se me vienen imágenes a la cabeza de esas últimas vacaciones en las que yo, yendo de lista, hice que nos perdiésemos por Lisboa. Recuerdo tal cual cómo ibas vestido: tu camiseta verde y los pantallones y "chancletas" rojas. Recuerdo que me metía contigo en esas vacaciones porque "ibas vestido de la bandera de Portugal" y, un día de esas mismas vacaciones, yo te llamaba "lechuguín" por ir entero vestido de verde. Te juro que, a pesar de estar triste pensando en esos recuerdos y en que no vas a volver a pasarme el brazo por encima del hombro mientras caminamos, estoy sonriendo. Recuerdo también que nos reímos juntos, papá, que nos reíamos mucho. Tú eras como yo, nos llevábamos tan bien... No solías mostrar tus sentimientos, sin embargo, no hacía falta. El cariño que no solías dar en forma de abrazos, lo dabas con tu mirada y con tus palabras. Papá, aprendí tanto de ti y nos reíamos tanto juntos... Me sentía muy bien estando contigo, no iba a hacer deporte contigo porque yo soy un poco vaga, pero me gustaba caminar contigo, hablar contigo, bromear. Papá, eras y sigues siendo muy importante para mí, un auténtico ejemplo a seguir. Manuel Murillo Tena te quiero.Dos personas tan bellas, tan increíbles, nunca podrán ser sustituídas por nadie. Para mí no habrá nadie como vosotros. Mi padre y mi abuelo, realmente sois especiales.Concluyo diciendo, señores, que si algún día me ven llorando no estoy triste por algo que nunca he tenido, sino porque una vez tuve algo tan increíble que es imposible que lo vuelva a tener. Mi mejor consejo nunca dado: disfrutad de lo que tenéis ahora porque, desgraciadamente, algún día lo echaréis de menos. Estas son las personas que más os quieren y son las personas a las que más queréis. No perdáis el tiempo en pijadas, compratid el amor verdadero, que es el amor que la familia os da.