Se te cayó una lágrima
como forma de introducción.
Tenía curiosidad por ver cómo
ibas a acabar con lo poco que quedaba.
Ya estabas preparado,
venías con la decisión tomada.
Es de lo único
que te he visto seguro en la vida.
Seguías avanzando,
como si aquella autopista
no tuviera un destino.
Me ibas a abandonar en cualquier gasolinera.
Como si yo fuese una carga,
y ella,
tus vacaciones más deseadas.
Como si ya ninguna canción te recordase a mí.
Hoy te lo agradezco,
aunque nunca podré perdonarte.
Vacaciones, para mí,
eran tus besos en la nuca.
Y eran,
en pasado,
porque yo también la conocí.
Yo también me he enamorado de ella.
Te entiendo,
porque te abre las costillas,
para que puedas respirar
todavía más fuerte.
Porque es preciosa,
porque es maestra
y te enseña
que la felicidad no es algo que te dan.
Porque está siempre riendo,
y en cada carcajada
te enseña mil formas de vivir la vida.
Para que escojas la que quieres.
Yo también me he enamorado de ella.
Porque besa sólo por diversión
y me ha enseñado a bailar
como si yo fuera la protagonista y los demás, figurantes.
Me encanta
cómo me mira mientras se quita la ropa.
Y me pide que aproveche que está aquí hoy.
Y me deja sin aliento.
Yo también me acuesto todos los días con ella,
y luego se va,
porque no pertenece a nadie,
pero todos podemos tenerla.