que eres preciosa.
Para agradecerte
que todos los días
nos dediques
la sonrisa que describió Duchenne.
A pesar de las tormentas,
de todo lo que llueves
en la habitación más fría de la casa,
la tuya.
El transcurso del tiempo
te dibuja experiencia
en forma de arrugas,
sólo te favorece.
Tus abrazos saben,
cada vez más,
a verano,
a mar.
Deja de cargar tus espaldas
con preocupaciones,
mamá,
tus pies están hechos para bailar.
Para seguir adelante.
El miedo es sólo una sombra
que todos llevamos detrás,
que nada sea piedra en tu camino.
Mamá:
La amapola más bonita
y más salvaje
de todas las primaveras de la historia.
Mamá,
la flor que encuentra
la felicidad en la sonrisa
de quienes la rodean.
Tú, que has sido,
el único pilar
para sostener este castillo.
Entiende que también eres la reina.
Entiende que la felicidad
está en ti misma,
y, cuando quieras,
la puedes vestir en tu piel.
Entiende que también
estamos aquí para ti,
que tu alegría
es nuestra alegría.
Entiende que tu abrazo
es incomparable
al de cualquier ser humano.
Que siempre serás la primera, lo primero.
Mamá, te quiero.
Y no culpo a nadie de quererte
porque cada gramo de ti aporta alegría.