Aún te sueño por las noches.
Siento que llevo toda la vida esperando por ti,
y lo peor es que aún me queda paciencia,
los días más fríos, los días de viento, los días de lluvia...
No me importa que el tiempo se desvanezca,
a pesar de que me aterra envejecer,
si tú permaneces.
No quiero contarte que sigo sintiendo,
que aún tengo un poco de ti en los labios, en la piel y,
sobretodo, tengo un poco de ti en mí.
Juro que siento quererte o haberte querido,
nunca quise llegar hasta tal extremo.
Aunque ahora, ya no sé si te quiero o si te odio.
Ojalá pudiese sentirme libre a pesar de tu ausencia.
Pero las ganas de decirte lo que siento por ti
son como puñales que se clavan lentamente en mi garganta
por cada palabra que me callo.
Por no decirte que a tu lado soy más guapa,
porque sacas la mejor de mis sonrisas,
y mis ojos brillan cada vez que te miro.
Así que ya no sé si eres mal o eres bien.
Ya no sé si quiero odiarte pero te quiero,
o te quiero querer pero te odio.
martes, 24 de febrero de 2015
domingo, 8 de febrero de 2015
Por esta misma razón.
Ojalá tuviera valor para contarte que,
a través de mi ventana, las horas pasan lento,
y que estas pacientes y frías calles están deseando verte caminar...
También temo decirte que, cada noche,
justo en ese instante en el que tú te duermes,
a mí se me apaga la luz.
Se me acaba el día, como en el "adiós" de cada llamada.
Voy a callarme que desearía tenerte a mi lado,
que mi sofá se ve triste desde que no se te ve a ti,
que tu sonrisa fue mi mayor ilusión.
Tu sonrisa era la mía.
Podría decirte que pienso que el mejor despertar es a tu lado,
y que con tu voz suenan bonitas todas las palabras.
Me encantaría que supieses que no hay nada más irresistible que tu espalda,
y que no existe nada ni nadie
capaz de hacerme sonreír con tanta facilidad.
No te voy a confesar tampoco que, cada vez que me dices algo bonito,
me matan las ganas de salir a buscarte.
Aunque me muera de ganas,
no voy a mencionarte que me has vuelto completamente loca.
No voy a declarar que te quiero, por esta misma razón: porque te quiero.
jueves, 5 de febrero de 2015
Me he pasado noches enteras pensando en cómo será tu espalda.
No sé cuánto tiempo he estado acariciándote,
intentando intuir cómo es tu piel...
No podría contar las veces que he contenido las ganas de besarte,
y lo peor es que las ganas aumentan cada segundo que paso contigo.
En este momento no dejo de pensar en el brillo de tus ojos,
en la curvatura de tus pestañas, en la forma casi perfecta de tus labios
y en el color de tu piel.
¿Y quieres que te diga algo? Me encanta.
Me encanta que pasen las horas a velocidad de minutos
cuando estamos juntos, y que me acaricies.
Me encanta cuando te mueves disimuladamente por no decirme que
mi pelo te está haciendo cosquillas en la cara,
y aún más me encanta cuando me abrazas,
simulando que no lo habías planeado, que era algo improvisado;
como si hubieras dado justo con la postura perfecta para abrazarme.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)