a través de mi ventana, las horas pasan lento,
y que estas pacientes y frías calles están deseando verte caminar...
También temo decirte que, cada noche,
justo en ese instante en el que tú te duermes,
a mí se me apaga la luz.
Se me acaba el día, como en el "adiós" de cada llamada.
Voy a callarme que desearía tenerte a mi lado,
que mi sofá se ve triste desde que no se te ve a ti,
que tu sonrisa fue mi mayor ilusión.
Tu sonrisa era la mía.
Podría decirte que pienso que el mejor despertar es a tu lado,
y que con tu voz suenan bonitas todas las palabras.
Me encantaría que supieses que no hay nada más irresistible que tu espalda,
y que no existe nada ni nadie
capaz de hacerme sonreír con tanta facilidad.
No te voy a confesar tampoco que, cada vez que me dices algo bonito,
me matan las ganas de salir a buscarte.
Aunque me muera de ganas,
no voy a mencionarte que me has vuelto completamente loca.
No voy a declarar que te quiero, por esta misma razón: porque te quiero.
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