jueves, 28 de mayo de 2015

He decidido ser zorra.

A los chicos como tú
los veo venir a kilómetros.
Con ganas de destrozar camas,
y corazones.

El instinto animal
que estás buscando
solamente me sale
con buenos domadores.

Tengo una cola de buitres
esperando por si alguien mata
el poco amor propio 
que aún me queda.

El corazón es lo único
que tengo putrefacto.
Sigo viva, y tengo claro
que no se hizo mi piel
para la boca de ningún asno.

He decidido ser zorra
porque una vez fui gacela.
Y prefiero tener enemigos
que dolores de cabeza.

He superado el aforo máximo
de imbéciles en mis talones
porque no pueden llegar más alto.
Que nadie me pida perdón.

No tendré piedad.
Hoy los ojos
de cordero degollado
sólo me dan hambre.

Para quien me declare guerra: 
informo que habrá sangre.


sábado, 16 de mayo de 2015

Un hogar que no seas tú.

Anochece.
Otra tarde pensando en ti,
guardo tus recuerdos
como quien tiene un tesoro.

Desde aquel beso,
camino sin tocar el suelo
y sueño sin estar dormida.

Me enseñaste
el lugar más bonito del mundo:
tu espalda.
Me diste cobijo en tu pecho.

De manera cruel
-que no intencionada-
me enseñaste un paraíso
en el que no podía quedarme.

En este momento,
no puedo hablar de libertad.
Porque la libertad
se encuentra allá donde tú estás.

La libertad está en ti,
en tus pupilas.
Y yo vivo aprisionada 
en tu recuerdo.

Vivo también
con miedo a ahogarme
con todos los besos
que guardo para ti
en la garganta.

No sé a quién pedir auxilio,
no sé si habrá héroes 
que hayan luchado
contra el mal de amores ajeno.

No sé si existirá en el mundo
un pecho habitable
que no sea el tuyo.

No sé si habrá alguien más
capaz de hacer revolotear
mariposas bajo mi piel.

No sé si podré mirar a otros ojos
y volver a encontrarme
con auroras boreales 
y arcoiris.


                                      No sé si podré llamar hogar
a otra persona que no seas tú.



sábado, 2 de mayo de 2015

Mariposas en invierno.

Vuelve.
Aquí la noche 
te echa de menos.
La oscuridad de mi habitación
pregunta por el brillo de tus ojos.

No es primavera si no llegas.
Las flores están en huelga,
amenazan con marchitarse
por tu asuencia.
Y ya huele a guerra,
a pólvora.

Todos extrañan el invierno.
Ese invierno
que no fue frío.

Ese invierno
en el que las mariposas
no se dejaron domar,
y volaban libres
bajo la lluvia
y contra el viento.

Unas navidades 
en las que tu sonrisa
dejaba en evidencia
a las luces de colores.
Y la impaciencia
no era por abrir los regalos,
sino por besar tus labios.

Recuerdo de manera
milimétricamente exacta
la perfección de tu espalda.
Pero quiero que vuelvas.
Ya mé sé nuestro invierno de memoria,
he rebobinado esa cinta
un número infinito de noches.

Ven a llenar el espacio vacío
que queda en mi cama
y en mi memoria.

Quiero que vuelvas a hacer
del invierno, primavera.
Quiero volver a llenar
de magia el salón.
Simplemente, quiero que vuelvas.