lunes, 19 de mayo de 2014

Naturalidad.

No entendía a la gente que trazaba planes para conquistar corazones.
Le gustaba tontear, pero no la gente que tonteaba tratando de enamorar.
Consideró que no había nada más bonito que el deseo que una persona podía sentir por ella, sin ella ni siquiera haberlo pretendido. Comprendió que no hay nada más sincero que el amor de alguien que le había visto ser natural, que le había visto actuar camuflado como un amigo, sin las presiones de que la estuviesen mirando. 

Por lo tanto, desde ese momento y, para siempre, fue natural y simplemente ella.

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